Vivir en conflicto

Una amplia zona de conflicto social -en la calle todos los días hay uno que se publica y en muchas familias uno a cada rato que no se publica-, resulta por lo menos llamativo.
Llámese bloqueo, corte, paro, movilización, alerta, o el nombre que se les ocurra, lo negativo del hecho está planteado en el proceso mismo de buscar cierto resultado.
Cada acción (medida de fuerza) supone un beneficio a conseguir pero no contempla que la misma acción ya es un perjuicio (donde la fuerza se incluye desde el vamos). Cuando el efecto de un acto resulta en un perjuicio para otros lo es para uno -el sujeto de la acción- también.
Vale decir que la conflictiva social, como la familiar e interpersonal, es perniciosa por el solo hecho de existir.
Y significa una manera de pensar, una manera de ver y una manera de vivir, a saber:
Estimula el descontento sin cauce, como estancado, o "porque soy así".
No hay mecanismos sociales o internos de las relaciones, que favorezca la resolución de conflictos.
No funcionan las instituciones correspondientes porque las atraviesa la misma manera de pensar y de actuar.
Hay una filosofía de base autodestructiva.
La palabra y la argumentación se han dejado de lado para recurrir a la confrontación como método contribuyendo a la dispersión social.
Hay una sugerencia velada que se opone a la cooperación porque "prefiere" el conflicto.
Se depende de otros para el desarrollo propio, a la manera infantil, -o la del bebé que es amamantado-.
Se renuncia al crecimiento para poder llamar a atención sobre el propio ombligo.
Seguir estos parámetros aumenta el descontento y la violencia.
Para este esquema, la violencia es estructural incuestionable, monopolizada, obstruyente y recurrente -porque es inherente al ser humano-. E incluye la idea dogmática de que la violencia se suprime con otra violencia y, como broche, sostiene la idea perimida de ganar-perder en las relaciones humanas.
Por consecuencia tenemos que muchas nuevas ideas no pueden prosperar bajo este enfoque y que lleva ya un tiempito de caduco. 
Como en otra publicación hemos dicho. Se hace del conflicto un culto perdiendo la posibilidad, la cual va dando permanentemente nuevas oportunidades, de vivir en armonía.
La excusa para seguir así es el rencor que cada uno prefiere conservar adentro antes que liberarse de él.
Aquí es donde se encuentra la diferencia de vivir en base a la cooperación o a los cascotazos, es la decisión que toma cada persona.