Hilvanada

La criminalidad recorre el país de punta a punta sin que haya reacciones en contrario. Por armas blancas o armas de fuego demasiadas personas mueren en Córdoba, Santiago del Estero, Lugano en Ciudad de Buenos Aires, en Santa Fe o en un country de la Provincia de Buenos Aires y sin embargo la asimila esos hechos como algo lejano que no ocurre a nuestro alrededor. Es en la Siberia o en el desierto de Gobi?
La diseminación de una infame criminalidad subterránea resulta alarmante. Sin embargo no se observan medidas ni planes ni campañas para subsanar lo que desde su frágil interior va carcomiendo a la sociedad. Mujeres y jóvenes muertos a cuchilladas parecieran útiles para cubrir un noticiero y dar motivo de conversacion a las vecinas.
Los planes de salud incluyen evitar la mortalidad infantil. La calidad de vida de los niños destinatarios de esas campañas o de los habitantes en su conjunto, parece ser harina de otro costal.
A nuestro criterio, la salud mental de la población en sus niveles individual, familiar, institucional y social se encuentra tan gravemente dañada que la convivencia se lleva a cabo con un elevado grado de estrés permanente y manteniendo un nivel de compromiso más que ligero, a veces nulo. Como hilvanada.
Entre las propuestas para cotrarrestar la sensación de vulnerabilidad general vemos marchas de silencio y petitorios a funcionarios, tambien se habla de la inclusión de una obligada evaluación de la salud mental de toda la población para prevenir situaciones de riesgo o peligrosas.

Publicado en Recoleta Profesional Nº 15, marzo 2007.